Llega el final de Liga y algo muy extraño sucede en el fondo de la clasificación. Todos pueden salvarse y todos pueden descender. Allá bajo, en la oscuridad, hay un rayo de luz para cada uno de los implicados. El más agobiado por lo puntos, el que necesita casi un milagro, es el Xerez. Último en números, primero en moral, los andaluces han firmado una segunda vuelta que merece la salvación, pero arrastran el peso de una primera vuelta que Stephen King podría aprovechar como argumento para su próximo libro de terror.
¿Cuándo fue la última ocasión en la que la jornada final decidió todos los equipos que descendieron a Segunda? La temporada 82-83. ¿Quién ocupaba el puesto que ahora ocupa el Xerez? El Valencia.
Un Valencia asfixiado por la necesidad de evitar el primer descenso de su historia, recibía al Real Madrid, al que el empate le bastaba para proclamarse campeón. Los de Koldo Aguirre debían ganar y esperar a que Racing, Celta y Las Palmas no lo hiciesen.
"No hay ningún arreglo. Vamos a luchar contra el Madrid, vamos a intentar ganarle al Real Madrid y el Real Madrid va a intentar ganarnos a nosotros. Esa es toda la problemática que tenemos planteada esta tarde". Ricardo Tormo estaba tan nervioso que utilizó su máxima coherencia ante la prensa hasta convertir sus declaraciones en inútiles.
No era para menos.
Ver a Di Stéfano, que había ganado la Liga y la Recopa con el Valencia, en el banquillo rival le ponía más pimienta al duelo. Un choque con esos ingredientes no podía resultar soso. Puede que le faltase fútbol, calidad, pero la emoción se le presumía. Y la tuvo.
El momento clave llegó en el minuto 39. En uno de los arreones locales Pablo sacó un corner, Botubot peinó en el primer palo y Tendillo se adelantó a Del Bosque para saltar, tocar el cielo, y rematar un balón que acabó en la portería de Agustín. El saque de esquina más ensayado de la historia del fútbol dio resultado y la victoria cayó del lado valencianista. No sin sufrimiento, porque la madera jugó a su favor repeliendo un par de disparos merengues. Pero qué menos que sufrir hasta el último minuto. Era el destino de esa temporada.
El resto de resultados fueron llegando poco a poco: el Celta perdió en Valladolid 3-1, el Racing hizo lo propio contra el Atlético y Las Palmas sucumbió 1-5 contra el Athletic, a la postre campeón. Fue un milagro, un rebote de pirotecnia futbolística.
Si lo consiguió el Valencia lo puede lograr el Xerez. Eso sí, jugando Málaga y Valladolid contra Real Madrid y Barcelona respectivamente, los andaluces dependen de que el partido de Mestalla sea algo más que una despedida de oro para Baraja. Puede que su Tendillo sea Mario Bermejo. O puede que ese milagro sólo suceda una vez en la vida.
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