No pretendo entender a Maradona

Hace tiempo que Maradona no es un ejemplo. Exactamente desde que se retiró como futbolista. Antes de eso todavía servía como espejo para miles de aficionados que le idolatraban por su destreza con el balón. Cuando colgó las botas pasó a ser lo contrario. Un mal ejemplo en toda su extensión.

Ahora tampoco es un entrenador de referencia, ni siquiera un buen seleccionador. Su elección de los jugadores que representarán a Argentina en el Mundial ha derivado en críticas e incomprensión. Una defensa sin apenas laterales, la inclusión de un desconocido Garcé o su constante apuesta por la veteranía, en la figura de Verón, para dirigir al equipo son algunas de las quejas a los 23.

Argentinismos a un lado, lo que nos importa es la no inclusión de Éver Banega. Su nombre se añade a los de Javier Zanetti y Esteban Cambiasso como grandes ausentes. Más sangrante si cabe la situación de los jugadores del Inter, campeones de todo e invisibles para Maradona.

Si hace unos días comprendí la ausencia de Pablo Hernández en la lista de 30 de España, no entiendo que la temporada del centrocampista argentino haya pasado desapercibida ante los ojos de ¿D10S?. Banega es, seguramente, el futbolista que necesita Argentina para dar sentido a tantos elementos ofensivos. Un tipo de jugador del que la albiceleste carece.

Su campaña, por lo menos, sí ha destacado entre los valencianistas. Cierto es que en los últimos partidos no ha rendido como al inicio, pero en su defensa hay que decir que con el objetivo cumplido, o por lo menos muy barato, la mayoría de jugadores no ha rendido al máximo en la recta final.

Lo mejor será no intentar entender a Maradona. Ninguna de sus decisiones viene empujada por un sesudo razonamiento. Optaré por ver a Argentina en el Mundial desde la sinrazón y no juzgarla como equipo, sino como caos. Por lo demás, disfrutaré de un Banega más descansado el próximo curso. Si no lo venden, claro.