Más razón que un santo

Quique se destapó ayer con otra de sus perlas -ni buenas ni malas, tan sólo son declaraciones que dan mucho juego periodístico-, y tiene toda la razón del mundo. Es más, su teoría se podría extrapolar a varios ámbitos de la vida de Valencia.

"En esta tierra es algo muy normal intentar humillar a los entrenadores válidos". En este caso, la afición y el contexto mediático valencianista son los destinatarios del mensaje del madrileño. Cuando un entrenador hace bien su trabajo se lleva palos de un sector, a pesar de estar actuando con corrección y de conseguir los objetivos marcados a principios de temporada. Pasó con Cúper, con Benítez y ahora con Quique.

En muchas ocasiones se debe a simple manía, se trata de gente que no traga al técnico en cuestión y aprovecha su situación priviliegiada delante de un micrófono u ordenador para torpedear el trabajo del entrenador.

Algo debería reflexionar todo el entorno del Valencia, porque las mejores críticas son las constructivas, pero las críticas al libre albedrío no hacen más que enrarecer el ambiente. De un entorno -afición y medios de comunicación- que criticó a su equipo en la mejor temporada de su historia, ya me lo espero todo.