¡Vísteme despacio que tengo prisa Salinas!


No descubro nada si digo que los fichajes son tremendamente importantes para un equipo. Es más, no soy el primero que les presume una relevancia clave en el devenir de la temporada. Ya hace muchos años, el que fuera jugador y entrenador de River, Ángel Labruna* les preguntó a sus jugadores en qué momento creían que se ganaban los campeonatos. Uno dijo que en los últimos cinco partidos, otro comentó que en el arranque, otro señaló que en la segunda mitad del torneo. "No muchachos, están todos equivocados", les contestó. "Ustedes se creen que saben de fútbol y no saben nada. Los campeonatos se ganan antes de empezar a jugarlos, cuando se eligen a los jugadores".

Por eso mismo hay que dejarle trabajar a Carboni. Las prisas son para los ladrones y los malos toreros, o como decía Andrés Montés durante sus fiestas de la narración deportiva, "vísteme despacio que tengo prisa". Es un momento crucial, los futbolistas que lleguen este verano serán los responsables junto con Quique del éxito o del fracaso de la temporada. Es cierto que las nuevas caras se están haciendo esperar, y que en algunos casos como el de Del Horno, se parecen más a un parto. Pero, ¿por qué esas prisas? Despacio y con buena letra. Así es como se hacen las cosas.


*Ángel Labruna (el segundo por la derecha en la foto), futbolista argentino de la década de los 40 y 50, es el máximo goleador histórico de River Plate e integrante de la célebre delantera del club platense llamada "La Máquina".