Hoy, 17 de Julio de 2006, hace justo un año que el Valencia comenzó su segunda andadura por el infierno de la Intertoto. Un club acostumbrado a ganar títulos y codearse con los mejores equipos del continente se veía abocado a medirse al Tercer Mundo de los conjuntos europeos. El camino comenzó en Gante (Bélgica) y los de Quique obtuvieron un triste empate a cero. Entre los titulares había cuatro que hoy o ya no están o no cuentan para el entrenador: Fabio Aurelio, Kluivert, Di Vaio y Rufete. También disputaron el partido dos canteranos que ahora intentan aprovechar sus cesiones para hacerse un hueco en la primera plantilla: Ruz y Juanlu. Cómo cambian las cosas de un año para otro.
Hace 365 días el club ché aspiraba a entrar en la UEFA, y que no nos cueste decirlo, porque es así. Un año después se prepara para entrar en la fiesta del fútbol de élite europeo con sus mejores galas, directo al grupo de los cabezas de serie. Y digo yo que algo tendrá que ver el entrenador.
Quique Sánchez Flores está actuando de una forma muy similar a la que lo hizo Rafa Benítez en su segunda y tercera temporada en el Valencia, la única diferencia es que el actual técnico del Liverpool se esperó a hacerlo cuando ya tenía un título bajo el brazo y eso es exactamente en lo que ha fallado QSF. Entonces el malo de la película fue García Pitarch y el bueno huelga decirlo. Ahora es una situación completamente distinta, puesto que el villano es el entrenador y el bueno de la película es el director deportivo.
A Quique tampoco le ha ayudado la forma en la que se acabó la pasada campaña. Un punto de nueve posibles y un equipo que desprendía sensaciones muy negativas. Parece que la forma en la que se acaba la temporada es lo que cuenta y todo lo hecho hasta ese momento no cuenta para nada. Lo que nadie puede negar es que QSF cumplió con su objetivo, y el Valencia se clasificó para la Champions.
Quique tampoco ha estado muy fino. Él sabe que el "poder" lo tiene Amedeo y todos sus mensajes subliminales al italiano se los debería haber reverdado para cuando ese "poder" fuese suyo, y eso sólo lo conseguirá si se corona como el duodécimo entrenador en ganar un título en el banquillo valencianista. No nos engañemos, que el enemigo no está en casa.
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