El diablo se fue

Rufete se ha ido y lo ha hecho por la puerta de atrás. Se marcha de la peor forma posible, apartado por Quique. Se va porque se ha acabado su ciclo en el Valencia, en eso estamos todos de acuerdo, pero su marcha debería haberse producido de otra forma, con más estilo, el mismo con el que Rufete ha tratado al club durante estos 5 años. El hecho de no haberle comunicado hasta el último momento que no contaba para el entrenador deja en evidencia las formas de la entidad ché.

Francisco Joaquín Pérez Rufete llegó al Valencia en el verano de 2001 para ocupar la vacante de Mendieta. Una tarea muy complicada que el alicantino aceptó sin dudar. Su primera temporada fue la mejor. Clave en la consecución del título de Liga con 5 goles vitales. Todos recordamos la mítica remontada en Montjuic en la que Rufo fue el protagonista con dos tantos o su solitario gol en la Romareda que le permitió al equipo creerse campeón. Su trabajo dentro del campo nunca ha sido reconocido, pero eso a él nunca le ha importado, siempre ha seguido poco a poco, como una hormiga.

Entre temporada y temporada de éxitos Rufete nos dejó un gol en la memoria, un tanto en Anfield que le sirvió al Valencia para derrotar al Liverpool en su propia casa. Un tanto con su pierna mala que valió algo más que tres puntos, una imagen para la historia.

El año del doblete, el de Benejúzar pasó uno de los peores momentos con la camiseta del Valencia. La grada de Mestalla no estaba con él, y le dedicó sonoras pitadas que hubiesen acabado con la moral de más de uno. Pero Rufete no es de los que baja los brazos por cualquier cosa y mostró su espíritu luchador. Era el último minuto del partido, el Valencia ganaba 2-1 al Athletic y le pitaron un penalti a los de Mestalla, Rufo no se lo pensó, y con toda la afición encima de él cogió la pelota y se fue directo al punto fatídico. El alicantino falló la pena máxima, pero el simple hecho de que lo tirase es un detalle que muestra su carácter combativo.

A pesar del alúvión de críticas que le cayeron, Rufete consiguió sobreponerse y fue una de las piezas clave del equipo imbatible que Benítez construyó esa temporada. No volveremos a ver a su diablo ni a esas cabalgadas cansinas que siempre acababan con un centro. El interior derecho del doblete, un jugador poco valorado que ha formado parte del mejor equipo de la historia del Valencia.