Sin banquillo. Así comenzó y terminó el Valencia el partido de ayer contra Osasuna.
Al principio porque los habituales asientos donde descansan los suplentes habían sido retirados por la pequeña inundación que se produjo la semana pasada, y a la conclusión, porque las lesiones están azotando a un equipo que ha perdido a varias piezas básicas de su once y que debe recurrir al filiar para completar las convocatorias.
Dicen que los navarros venían muy pendientes de Villa, pero basta con que te despistes un instante para que el asturiano te la juegue. Otra vez combinó con Morientes y sumó un nuevo tanto a su cuenta goleadora.
Hasta el final de la primera parte se vio un partido, que seguramente se pueda titular como pre-Albelda, pero tras el comienzo de la segunda llegó el nerviosismo y el 'patiment'.
La lesión del capitán creó un nuevo ecosistema futbolístico en el que ni el depredador pudo cazar a su presa -Villa no inquietó más-, ni los 'croupiers' repartieron la baraja con criterio -Jorge López y Viana no andaron finos a la hora de sustituir a Albelda-.
El partido post-Albelda llevó consigo sufrimiento, suerte y agonía. Ésto último más si cabe porque da miedo pensar en los próximos partidos sin el de la Pobla Llarga.
Pero, ¿En todo lo que pasó en la segunda mitad, qué culpa tiene Quique? El madrileño tuvo que hacer encaje de bolillos y jugó con Viana y Jorge López, prácticamente la única opción. No entiendo ni comprendo a aquellos que critican al técnico valencianista, ¿Qué más quieren?
Ayer hubo dos partidos en uno, y aquél en el que Quique contaba con sus armas, Osasuna no supo si jugaba Cañizares o Butelle. Oportunistas hubo, hay y habrá siempre en Valencia.
COMUNICAT ÚLTIMES VESPRADES A MESTALLA
Hace 1 mes
2 rajes:
¡Qué buenas fotos hace José Antonio!¿Eh?
Pues la verdad es que sí, a mí me gustan mucho.
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