La historia se repite (3-2)

Francamente mal. Horrible. El Valencia de hoy ha sido una caricatura, un dibujo mal hecho, un sueño sin recordar. Hoy ha fallado hasta Cañizares, y con eso cualquiera se puede hacer una idea del partido. Una tarde para olvidar.

Volvía el Valencia al horario de las cinco de la tarde. Después de la paella y con el sueño en el cuerpo saltaron los de Quique a Balaídos. Para empezar, una primera parte nefasta, a pesar de adelantarse en el marcador. La defensa de Quique fue muy humana, tropezó varias veces con la misma piedra, una piedra fácil de ver y de esquivar. Los de Fernando Vázquez siguieron la línea de la Roma y pusieron en continuos apuros a la zaga 'ché'.

Se dejó apabullar por un juego sencillo. Los locales parecían jabones que se escurrían de las manos. La espalda de Ayala y Navarro estaba superpoblada de ratones celestes. Unos roedores que no daban con el arco de Cañizares, pero se sabía que en cuanto lo hiciesen, se iban a forrar.

Con un simple juego de mediaspuntas móviles, versátiles y escurridizas, el Celta consiguió enloquecer a Ayala y David Navarro. Con todo, el Valencia tuvo la posibilidad de llegar al descanso con una victoria momentánea.

Un preciado tesoro que dejaron escapar porque no aprendieron de sus errores. Si un equipo de juveniles marca en el 41 y le empatan en el 44, el entrenador tiene licencia para ahorcarles. No me quiero imaginar la bronca de Quique Sánchez Flores.

Por si fuera poco, en Balaídos apareció el fantasma más temido por los valencianistas. El temor de una nueva lesión de Vicente inundó la mente de todos los presentes, radioyentes y televidentes. El de Benicalap fue cazado y posiblemente esté lesionado. Pidamos para que no sea de gravedad.

En el plan de Quique falló la defensa. El Valencia tuvo varias ocasiones para marcar, incluso más que en algún otro partido que han ganado los blanquinegros fuera de Mestalla, pero el asedio celeste derribó la antes fuerte y aguerrida muralla 'ché'. Por delante el partido no fue malo, el Valencia marcó dos goles y pudieron ser más.

Morientes tuvo el empate justo en su pie izquierdo, pero el extremeño no es zurdo, ni tampoco un mago. Remató dos veces a puerta y marcó un gol. Poco más se le puede pedir.

Parece que la historia es cíclica. Hace seis años el Valencia perdió en Vigo por 3-2. La historia fue diferente, pero la dirección del partido fue idéntica. A partir de ahí el Valencia fue subcampeón de Europa y comenzó la etapa dorada de Rafa Benítez. ¿Se repetirá la historia?